El
romero,(Rosmarinus Officinalis), es una planta leñosa perenne, con el follaje
siempre verde, nativa de la región mediterránea. Es un arbusto aromático, muy ramificado
y puede llegar a medir 2 metros de altura. Las hojas pequeñas y muy abundantes,
presentan una forma lineal. Las flores blancas, púrpuras, rosas o azules, son de unos 5 cm de largo.
Le
gusta el suelo arenoso y permeable, florece 2 veces al año, en primavera y en
el otoño.
Su
cultivo está extendido por toda la zona mediterránea, pero también ha sido cultivado
en zonas como Bulgaria, Ucrania, Túnez o Crimea.
Toda la planta desprende un fuerte y aromático olor, algo
alcanforado. Su sabor característico también es aromático, pero áspero y algo
picante.
Se
ha utilizado desde la Antigüedad, pues son múltiples y variadas las propiedades medicinales y cosméticas que
se le han atribuido históricamente. De
todas, son sus aplicaciones externas las más populares, como aceite o alcohol
medicinal.
Los
antiguos le habían dado el nombre de hierba de las coronas, por que se
entrelazaba en estas con el mirto y el laurel. Es el símbolo de la buena fe y
franqueza.
Tan
utilizada era esta planta que aparece hasta en el edicto de CarloMagno “Capitulare
de villis vel curtis imperii”, artículo 70, con el nombre de “ROS MARINUM”.
El
romero es una de las plantas aromáticas más valoradas en cocina por su
agradable olor y el sabor que aporta. También se utiliza para aromatizar
aceites y vinagres. Echar una ramita de romero a la paella valenciana siempre
es buena idea.
Tenemos
el placer de disfrutar de sus olores en nuestras caminatas, pues es una planta que
las montañas de Oropesa nos ofrecen en todo su esplendor.